Continuando con nuestro viaje por México y habiendo disfrutado del agradable clima de San Cristóbal de las Casas, nos tocaba llegar al siguiente punto de visita que sería Campeche.
Para no pasar por Palenque (ya que corríamos el riesgo de ser nuevamente atrapados en el cierre de la carretera por los Zapatistas) decidimos regresarnos por la misma via, pasando por Ciudad del Carmen, Champoton hasta llegar a nuestro destino.
La carretera pasaba solo a unos cuantos metros del mar, pudiendo apreciar el hermoso color verde azulado del mar por un lado y del otro, el verde de la vegetación de la zona.
Después de varias horas de viaje, con una carretera en perfectas condiciones, parando solo un par de minutos para comprar el agua de coco (en el coco) por la carretera, llegamos a nuestro destino Campeche quien nos recibió con unas tormentas eléctricas que te ponían los pelos ¡de punta!
Por suerte mi hija pequeña venía durmiendo porque le tiene pánico a los rayos, así que manejando despacio por la fuerte lluvia, los relámpagos cayendo a cada lado del coche (Si… les juro, parecía que pasaban a solo metros de distancia!) y la música fuerte para que la peque ni se diera cuenta de lo que estábamos pasando … llegamos al hotel.
Pasada la tormenta y ubicados en la habitación decidimos salir a pasear por el centro de Campeche… ¡Qué lindo! La plaza con su café central, rodeado de árboles, palomas, personas vendiendo juguetes de colores y niños corriendo por doquier. Se respiraba una paz como si me hubieran trasladado a la época en que era niña y jugaba sin preocuparme de nada.
La hermosa ciudad de Campeche, esta amurallada con muros que guardan solo historia y que fueron protección para el puerto más importante del Golfo de México. Sus dos puertas de entrada, la Puerta de Tierra y la Puerta de Mar dan acceso al casco antiguo de la ciudad.
Sus casas coloniales que por fuera parecen simples casitas pero que al entrar descubres el impresionante espacio que tienen, eran como casas de hacienda, con un patio interno con piletas y flores. Las habitaciones tenían los techos muy altos para proteger del calor y aún se ven las hamacas y las sillas mecedoras que usaban las abuelitas. Un ejemplo de esto es el Centro Cultural que está abierta al público y puedes apreciar como vivía la gente de clase social alta.
Campeche es una ciudad hermosa y lo más lindo es que aun sigue siendo virgen (para mi gusto y opinión)… Hace poco han cerrado una calle para hacerla peatonal con negocios y restaurantes que aún está vacía pero ya la puedo imaginar en unos años llenos de vida turística.
Durante nuestra estadía caminamos por el hermoso malecón que me recordó a Abu Dhabi, visitamos pequeños museos, fuimos a los fuertes de la ciudad desde donde podías observar el hermoso mar que baña esta tierra así como aprender de la historia que guarda cada uno de sus salones.
Visitamos las Palapas y Parador turísticos donde se degustan platos con frutos de mar y además con una hermosa vista al mar y junto al paseo marítimo donde tienen un carril para bicicletas muy pintoresco. Si gustas puedes dar una vuelta en el barco pirata que te lleva de punta a punta, visitar el show de luces recreando las batallas de los piratas, dar un paseo por el trensito de la ciudad, caminar por sus pintorescas calles o quizá visitar los hermosos hoteles coloniales de la zona y para terminar la tarde … disfrutar de las increíbles tormentas eléctricas de la Campeche !! 😛
En fin, mi idea general: Si un día hay que moverse por trabajo a Campeche… ¡Yo seré la primera en estar lista con mis maletas! Me fascinó 🙂
Y así, terminadas estas vacaciones, de regreso a nuestro querido Puerto Aventuras que la verdad ya comenzaba a hacerme falta 🙂
Pasando por pueblitos de camino de tierra o iglesias con banderitas de colores por alguna fiesta, disfrutamos nuestro viaje recapitulando todo las cosas que vimos y proponiendo otro viaje de regreso a esta zona de México, aunque aún falta mucho por conocer!
Bueno mis queridos lectores, aquí los dejo deseándoles un hermoso y activo mes de Octubre. Recuerden sacar siempre lo positivo de cualquier momento triste o duro que esten pasando.
Con cariño,
Sofi